¿Qué es la defensa 'Just Say No'?
En la gobernanza corporativa, la defensa "Just Say No" surge como una estrategia sólida empleada por los consejos de administración para disuadir adquisiciones hostiles rechazando categóricamente la oferta. Derivada de la conocida campaña antidrogas "Just Say No" impulsada por Nancy Reagan, este enfoque faculta al consejo para ejercer discreción al aceptar o rechazar propuestas de adquisición.
Esta postura defensiva cumple múltiples objetivos, buscando hacer inviable una adquisición o provocar ofertas mejoradas tanto del mismo oferente como de un caballero blanco más favorable. La legalidad de aplicar una defensa "Just Say No" depende de factores como la estrategia a largo plazo de la empresa objetivo y si la oferta de adquisición infravalora la compañía.
Entre el arsenal de estrategias para repeler adquisiciones hostiles, la defensa "Just Say No" convive con otras técnicas, incluidas las píldoras venenosas (poison pills) y la búsqueda de un caballero blanco.
Conceptos básicos
Los consejos de administración emplean con destreza la defensa "Just Say No" como una estrategia potente para disuadir adquisiciones hostiles, dejando claro que la negociación no está sobre la mesa y rechazando sin ambigüedad cualquier oferta de potenciales compradores.
La legalidad de implementar la defensa "Just Say No" depende de factores clave, como si la empresa objetivo cuenta con una estrategia a largo plazo bien definida. Dicha estrategia puede incluir alternativas como perseguir una fusión con otra entidad distinta a la que impulsa la oferta de adquisición. Además, la evaluación considera si la oferta infravalora la empresa.
Al aprovechar la capacidad estratégica de la defensa "Just Say No", los consejos pueden reforzar su posición y proteger a la compañía frente a intentos de adquisición no deseados.
Contrarrestando a los saqueadores corporativos: origen de la defensa "Just Say No"
En la década de 1980, el panorama corporativo vivió un auge de adquisiciones hostiles, cuando inversores con gran poder financiero apuntaban a empresas infravaloradas para desmantelarlas y obtener ganancias rápidas. Ante esta vulnerabilidad, las empresas comenzaron a diseñar estrategias defensivas para rechazar dichos ataques. Inspirada en la campaña antidrogas promovida por la ex Primera Dama Nancy Reagan, la defensa "Just Say No" emergió como táctica destacada.
Con este enfoque, la decisión de aceptar o rechazar una oferta recaía únicamente en el consejo, independientemente del valor monetario ofrecido. Las razones del rechazo variaban, desde preocupaciones sobre la seguridad de los empleos hasta una aversión profunda hacia la entidad adquirente.
Para contrarrestar una oferta no deseada, el consejo de la empresa objetivo podía adoptar una postura inflexible, absteniéndose de negociar y renunciando a mecanismos defensivos como la píldora venenosa. Este enfoque resoluto buscaba hacer inviable la adquisición. Alternativamente, podía emplearse estratégicamente para provocar una oferta superior, ya fuera del mismo oferente o de un caballero blanco amistoso.
El caso Paramount vs. Time: validando la eficacia de la defensa "Just Say No"
En el ámbito de las estrategias antiadquisición, el caso entre Paramount Communications y Time constituye un ejemplo notable que consolidó la credibilidad de la defensa "Just Say No". En ese momento, Time estaba a punto de fusionarse con Warner Communications cuando surgió una oferta de Paramount. Sin embargo, el consejo de Time rechazó rápidamente la oferta de Paramount, alegando un plan a largo plazo negociado previamente con Warner. Posteriormente, en julio de 1989, el caso se tramitó en la Court of Chancery de Wilmington, Delaware.
Los tribunales de Delaware ya habían sentado precedentes importantes sobre las acciones del consejo durante fusiones y adquisiciones mediante dos casos previos. En el caso Unocal de 1985, la Corte Suprema de Delaware estableció que los directores, al defender su empresa contra depredadores, deben responder de manera razonable. Además, en el caso Revlon de 1986 se dictaminó que cuando un consejo decide vender la compañía, debe aceptar la oferta más alta sin mostrar favoritismos.
Fortuitamente para Time, el juez respaldó el deber fiduciario del consejo como guardianes de la corporación en esta situación particular. A pesar de la posible preferencia de los accionistas por aceptar la oferta de Paramount, el juez subrayó que la ley corporativa no obliga a los directores a ajustarse a los deseos de la mayoría de los accionistas. En apoyo de la decisión de continuar con la fusión Time-Warner, el juez declaró: "Los directores, no los accionistas, tienen el deber de administrar la empresa".
Posteriormente, la Corte Suprema de Delaware confirmó por unanimidad la decisión en apelación, reafirmando la legitimidad de la defensa "Just Say No".
Críticas a la defensa "Just Say No": ponderando los intereses de los accionistas
Al evaluar la efectividad de la defensa "Just Say No", resulta evidente que esta estrategia no siempre coincide con los mejores intereses de los accionistas. Los miembros del consejo mantienen la facultad de emplear este mecanismo incluso cuando se les presenta una oferta que supone una prima sustancial sobre el precio actual de la acción.
Además, lo que agrava la frustración en torno a esta táctica es la abundancia de relatos donde empresas optaron por la defensa "Just Say No" y rechazaron ofertas que, con el tiempo, habrían sido más ventajosas aceptar. Un ejemplo destacado es Yahoo, que sostuvo una batalla polémica de "Just Say No" contra la oferta de $44.6 mil millones de Microsoft en 2008, para años después vender su negocio principal por una suma mucho menor, $4.83 mil millones.
Factores a considerar
Al contemplar una defensa "Just Say No", es crucial reconocer el riesgo inherente de que los tribunales no la acepten. Si el precio ofrecido resulta razonable y cuenta con el apoyo de los accionistas, la capacidad del consejo para aplicar la táctica puede volverse impracticable.
No obstante, esto no disuade a los directores de contemplar su implementación. Aunque existe la posibilidad de fracaso, los beneficios potenciales de salvaguardar la independencia de la empresa o, alternativamente, de negociar una valoración mejor para la compañía siguen siendo alcanzables.
Entendiendo la defensa de la píldora venenosa (poison pill)
Cuando se enfrenta a la amenaza de una adquisición hostil, las empresas pueden emplear la defensa de la píldora venenosa para proteger sus intereses. Esta táctica defensiva cobra relevancia cuando un posible adquirente ya posee una porción sustancial de las acciones en circulación de la compañía.
Implementar una estrategia de píldora venenosa implica otorgar a los accionistas existentes la oportunidad exclusiva de adquirir acciones adicionales a un precio reducido. En consecuencia, esto diluye el valor de las acciones del potencial adquirente y eleva los costos asociados con la recuperación de una participación significativa en la empresa.
Evaluando el impacto en los accionistas
El impacto de las adquisiciones en los accionistas varía según su posición. Mientras que la compañía objetivo suele experimentar un alza en el precio de sus acciones, los accionistas de la empresa adquirente tienden a sufrir una caída en el valor de sus títulos. Las adquisiciones son maniobras complejas, y sus efectos finales sobre los accionistas dependen de la ejecución y gestión del proceso, que puede resultar en beneficios colectivos o en que los accionistas queden sin cambios.
Conclusión
La defensa "Just Say No" funciona como una estrategia poderosa empleada por los consejos de administración para combatir adquisiciones hostiles, permitiéndoles rechazar ofertas de adquisición de plano. Inspirada en la campaña antidrogas de Nancy Reagan, este enfoque otorga al consejo poder discrecional para aceptar o rechazar propuestas, con el objetivo de hacer inviables las tomas de control o atraer ofertas mejores. La legalidad de esta defensa depende de factores como la estrategia a largo plazo de la empresa objetivo y si la oferta infravalora a la compañía. Junto con otras estrategias antiadquisición como las píldoras venenosas y las tácticas del caballero blanco, la defensa "Just Say No" forma parte esencial del arsenal corporativo. Aunque esta defensa no siempre coincide con los intereses de los accionistas, su implementación puede estar motivada por la búsqueda de la autonomía de la empresa o la posibilidad de negociar valoraciones superiores. En el ámbito de las estrategias antiadquisición, el caso Paramount vs. Time es un ejemplo destacado que consolidó la credibilidad de la defensa "Just Say No". Sin embargo, es importante reconocer el riesgo de que los tribunales rechacen la defensa, especialmente cuando el precio ofrecido se considera justo y cuenta con el apoyo de los accionistas. En última instancia, las adquisiciones afectan de distinta manera a los accionistas: la empresa objetivo suele ver un aumento en el precio de sus acciones, mientras que los accionistas de la empresa adquirente pueden enfrentar una disminución.
